Todos como sonámbulos corrían a salvar a Colombia de la hecatombe que se venía venir: nuestro país se convertiría en un Estado Castro-chavista como la República Bolivariana de Venezuela y nos expropiarían nuestras casas, haciendas y no se imaginaban que al elegir al señor Iván Duque Márquez como presidente se estaba regresando al viejo país derechista, anacrónico, y se fortalecería más y más la iniquidad, y la brecha entre los pocos ricos y los millones de pobres se ampliaba como el Cañón de Chicamocha en el departamento de Santander del Sur.
Y ganó el movimiento político que predicó el miedo y la división y los primeros nombramientos insinuaban que nada había cambiado, eran los mismos con las mismas; en algunos casos con nombres reconocidos y otros cambiados por técnicos "neoliberales".
Han transcurrido 90 días y ya se habla de que faltan 14 billones de pesos para tapar el hueco fiscal, y poder cumplir con los compromisos sociales: familias en acción, apoyo al adulto mayor, subsidios en la electricidad, y el gas, y salió a la picota pública una nueva Reforma Tributaria con nombre simple e impactante : Ley de Financiación,pero el pueblo raso e inculto se ha pronunciado y no quiere que le metan la mano en la mesa y cocina; favoreciendo a las grandes transnacionales que vienen por la riqueza, no pagan impuestos ( o muy irrisorios)
y las espaldas adoloridas frágiles de la menguada "clase media" no aguanta más; el Presidente habla de austeridad y de los tres pilares de su gobierno:legalidad, emprendimiento (Economía Naranja) y equidad.
Se avecinan nubes negras en un país sitiado por la corrupción, la delincuencia común y técnica, el fortalecimiento de los grupos que se lucran del narcotráfico, la prostitución, la trata de blancas, el desempleo,la incursión de los vecinos venezolanos y los malos servicios de salud, entre muchos otros.
Atte Juan Del Sur
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